Por Giovanna Sáenz
A pesar de que la cocina japonesa está normalizada en los países occidentales, el lado dulce de Japón sigue siendo su faceta más desconocida. En este artículo te presentamos el Wagashi, un postre tradicional japonés con una particular presentación.
El Wagashi Japonés más que un postre, es todo un arte. Su preparación requiere paciencia, delicadeza y habilidad para moldear. Es dulce y se caracteriza por ser elegante, y por eso se acostumbra comer a la hora del té.
Sus diseños representan la naturaleza. En la cultura japonesa, el wagashi es contemplado antes de comerlo, es un momento para reflexionar y admirar la naturaleza. Y debido a sus ingredientes, su sabor es único. Estos dulces no son solo una botana que devorar de postre o refacción, son auténticas obras de arte artesanales con un simbolismo determinado que refleja el carácter japonés y su relación con la naturaleza. Los más bellos están inspirados en los cambios de las estaciones, un fenónemo de gran importancia en Japón, y en la naturaleza asociada. Las flores, los colores, las hojas de los árboles, los frutos son respresentados en sus formas.
El wagashi se elabora típicamente a partir de ingredientes naturales, principalmente vegetales.
Está hecho de:
- Mochi: pastel de arroz glutinoso
- Pasta anko: pasta endulzada de judías azuki
- Frutas
- Semillas
- Néctar de flores
Son bocados únicos, delicados, bellos y elegantes, que se preparan como si fueran obras de arte y deben admirarse con respeto antes de ser degustadas. Si se tiene la suerte de recibir una de estas bellas tentaciones como obsequio, hay que sentirse afortunados y admirar y apreciar cada uno de sus matices estéticos y sensaciones gustativas.
El wagashi se clasifica según el método de producción y su contenido en humedad, que es muy importante al afectar la fecha de caducidad. Además de acompañar el té, también se relacionan con determinadas festividades o épocas del año, variando en sus sabores y estética.